¿Alguna vez ha sentido el deseo o la necesidad de algo que parecía imposible de lograr con un bebé en sus brazos? Este sentimiento es muy común, especialmente para los nuevos padres y madres. Pero vine aquí para darte una gran noticia: ¡con el porteo, puedes hacer mucho más!
Viajar solo con un bebé en brazos, sin cochecito, con conexión al aeropuerto y maleta para facturar dentro y fuera del reclamo de equipaje. Disfrute de un paseo en buggy por las dunas de Natal (en Rio Grande do Norte). Frente a un centro comercial lleno de gente en la víspera de Navidad con un niño que comienza a caminar. Pasea por las calles de Buenos Aires en un día de manifestaciones. Salga a cenar a un bar en la oscuridad, justo a tiempo para que el niño se duerma. Haz las compras del mes sin ayuda y con dos niños que cuidar. Cambie el pañal del mayor mientras el más joven duerme en su regazo. Preparar el almuerzo familiar con el bebé en pleno desarrollo, cuando apenas deja de llorar estando en mi regazo.
Todas las situaciones que relaté anteriormente, las viví yo mismo. Y lo sentí en mi piel: con la ayuda de un portabebés, ¡se volvieron mucho más fáciles! En algunos de ellos, incluso sin un portabebés cerca, habría renunciado a esa experiencia.
¿Y tu? ¿Alguna vez ha experimentado una situación como esta? ¡Dinos!